Análisis de laboratorio de la autoinflamación

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Autoignición

La autoignición, también conocida como combustión espontánea, es un fenómeno que se produce sin la intervención de una fuente de ignición externa, como una llama o una chispa. Este fenómeno es la causa de numerosos incendios y explosiones, especialmente en entornos industriales y áreas donde se almacenan materiales inflamables. Comprender la autoignición es fundamental para prevenir estos riesgos y garantizar la seguridad en diversos sectores, como la industria química, la alimentaria y la energética. En esta primera parte, definimos con precisión la autoignición, explicamos sus principales características y distinguimos los diferentes puntos de temperatura asociados a los materiales combustibles.


1. ¿Qué es la autoinflamación?

Definición de autoinflamación

La autoignición es el proceso por el cual una sustancia se inflama espontáneamente al alcanzar cierta temperatura, sin necesidad de llama ni chispa. A esta temperatura crítica, denominada temperatura de autoignición (TAI), el compuesto comienza a liberar vapores inflamables y desencadena una reacción química exotérmica. Esta reacción produce suficiente calor para acelerar aún más la combustión, transformando rápidamente el material en una fuente de llamas y calor intensos.

La temperatura de autoignición de una sustancia varía según su naturaleza química y el entorno. Por ejemplo, algunos gases, como el dihidrógeno, se inflaman espontáneamente a una temperatura aproximada de 571 °C, mientras que líquidos como el éter dietílico se inflaman a 160 °C. Esta temperatura crítica también depende de factores ambientales, como la concentración de oxígeno y la presión atmosférica.

 

Diferencia entre autoinflamación, punto de inflamación y punto de inflamación

La autoignición no debe confundirse con otros puntos de temperatura relacionados con los combustibles. De hecho, el punto de ignición y el punto de inflamación son otras dos temperaturas críticas en el proceso de combustión de sustancias inflamables:

  • Punto de inflamación : Es la temperatura mínima a la que un material comienza a producir suficientes vapores para inflamarse en presencia de una fuente de ignición externa, como una llama. Sin embargo, una vez iniciada la combustión, esta puede continuar incluso si se retira la fuente de ignición. Por ejemplo, la gasolina tiene un punto de inflamación de alrededor de 280 °C, pero requiere una llama o chispa para encenderse.
  • Punto de inflamación  : El punto de inflamación es la temperatura ligeramente inferior al punto de ignición a la que un líquido emite vapores inflamables, pero no lo suficientemente alta como para mantener la combustión sin una fuente de ignición continua. El punto de inflamación se utiliza frecuentemente para evaluar los riesgos de seguridad de los materiales inflamables en entornos industriales.

 

En resumen, mientras que el punto de ignición y el punto de inflamación requieren una fuente externa para iniciar la combustión, la autoignición se produce espontáneamente al alcanzarse la temperatura crítica. Comprender estas diferentes temperaturas es fundamental para la gestión de sustancias inflamables, ya que permite un mejor control de los riesgos asociados.

 

La importancia de conocer la temperatura de autoignición en zonas de alto riesgo

La temperatura de autoignición es un parámetro crítico en entornos industriales donde hay materiales inflamables. En particular, en áreas clasificadas como ATEX (atmósferas explosivas), conocer la temperatura de autoignición de las sustancias ayuda a prevenir riesgos de incendio y explosión. Al controlar la temperatura ambiente y limitar la acumulación de calor en las áreas de almacenamiento, se puede reducir significativamente el riesgo de incidentes graves.

Las zonas ATEX suelen ser áreas donde se manipulan o almacenan gases, polvos o líquidos inflamables. Deben tomarse precauciones especiales para mantener las temperaturas por debajo de los umbrales de autoignición de los materiales presentes. Por ejemplo, el acetileno, un gas comúnmente utilizado en procesos de soldadura, se inflama espontáneamente a 305 °C, lo que significa que las temperaturas ambiente en las instalaciones de almacenamiento deben controlarse estrictamente.

En conclusión, comprender la autoignición, así como los puntos de ignición e inflamación, es fundamental para garantizar la seguridad en las industrias donde se manejan sustancias inflamables. Este conocimiento permite a los profesionales tomar las medidas adecuadas para reducir los riesgos de incendio y proteger tanto las instalaciones como a los trabajadores.

 

2. Causas y mecanismos de la autoinflamación

Las principales causas de la autoinflamación

La autoignición puede ser consecuencia de diversos fenómenos naturales y químicos que aumentan gradualmente la temperatura interna de un material hasta alcanzar el punto de combustión espontánea. Las principales causas son:

  • Acumulación de calor en materiales con poca ventilación : Cuando los materiales combustibles se almacenan sin la ventilación adecuada, el calor producido por las reacciones exotérmicas no puede disiparse. Por ejemplo, las pilas de heno o compost generan calor durante la descomposición bacteriana. Sin ventilación, este calor queda atrapado y puede provocar combustión espontánea.
  • Fermentación y oxidación : Algunos materiales, como el carbón y los aceites vegetales, se oxidan al exponerse al aire. Esta oxidación produce calor, que, si no se disipa, provoca un aumento gradual de la temperatura hasta que se produce la combustión espontánea. Los aceites de linaza, por ejemplo, son conocidos por su tendencia a la combustión espontánea cuando son absorbidos por trapos y almacenados en espacios cerrados.
  • Presencia de bacterias y humedad : En algunos casos, la actividad microbiana es un factor desencadenante. Las bacterias presentes en materiales orgánicos como el heno o el estiércol generan calor durante su metabolismo. Este calor, combinado con la humedad, crea un ambiente propicio para la combustión espontánea, especialmente si los materiales están confinados o son aislantes.

 

Mecanismo de autocalentamiento

El mecanismo de autocalentamiento es un proceso gradual que conduce a la autoignición mediante la acumulación de calor interno. Este proceso puede desarrollarse en varias etapas:

  1. Reacciones exotérmicas iniciales : Los materiales combustibles, en particular la materia orgánica, comienzan a liberar calor durante reacciones químicas como la descomposición bacteriana o la oxidación. Este calor generalmente no es suficiente para causar una combustión inmediata, pero sí eleva la temperatura del material.
  2. Acumulación de calor : En ambientes con poca ventilación, el calor producido no puede escapar y se acumula. Los materiales aislantes, como pilas de heno, carbón o trapos empapados en aceite, impiden la disipación del calor, lo que favorece un aumento gradual de la temperatura.
  3. Fuga térmica : Una vez que la temperatura alcanza un cierto umbral, las reacciones exotérmicas se intensifican. Esta fase de fuga térmica se caracteriza por una rápida aceleración de las reacciones químicas, lo que produce aún más calor. En esta etapa, si la temperatura supera el punto de autoignición, el material se inflama espontáneamente, provocando un incendio.

Este mecanismo explica por qué la autoignición suele producirse en condiciones de almacenamiento o en materiales con baja disipación de calor.

 

Factores que influyen en la temperatura de autoignición

Diversos factores pueden influir en la temperatura a la que un material alcanza la autoignición:

  • Presión atmosférica : La temperatura de autoignición generalmente disminuye al aumentar la presión. En ambientes presurizados, la densidad de oxígeno aumenta, lo que intensifica las reacciones químicas exotérmicas. Por lo tanto, un mismo material puede autoignitarse a una temperatura menor si la presión es alta.
  • Concentración de oxígeno : Un ambiente rico en oxígeno favorece el autocalentamiento y reduce la temperatura de autoignición. Por ejemplo, en una atmósfera con alto contenido de oxígeno, las reacciones de oxidación son más rápidas, lo que aumenta el riesgo de autoignición.
  • Humedad y temperatura ambiente : La humedad puede tener un doble efecto en la autoignición. En algunos casos, ralentiza la combustión al disminuir la temperatura, pero en ciertos materiales como el heno o el compost, la humedad favorece la actividad bacteriana, generando calor y facilitando la autoignición. La temperatura ambiente también es un factor clave: cuanto mayor sea la temperatura, menos calor necesita el material para alcanzar su punto de autoignición.

Estos factores demuestran que la autoignición es un fenómeno complejo, influenciado por elementos químicos y ambientales. Por lo tanto, el monitoreo de estos parámetros en entornos industriales y de almacenamiento es crucial para prevenir situaciones peligrosas.

 

Autoignición

3. Diagnóstico e identificación de riesgos de autoinflamación

Cómo diagnosticar una enfermedad autoinflamatoria: analogía con los riesgos de autoinflamación de los materiales

El término «autoinflamación» se asocia frecuentemente con enfermedades autoinflamatorias, caracterizadas por una activación inapropiada del sistema inmunitario en ausencia de un patógeno externo. De forma similar, en el ámbito industrial, la autoinflamación se refiere a un fenómeno de combustión espontánea sin una fuente de ignición externa. Esta analogía ilustra cómo un material puede inflamarse «desde dentro» como resultado de reacciones químicas internas.

Para diagnosticar el potencial de combustión espontánea, se realizan pruebas para medir la temperatura de autoignición del material, su reactividad al oxígeno y su comportamiento bajo condiciones de almacenamiento específicas. También se pueden monitorear muestras en ambientes controlados para anticipar riesgos de combustión en situaciones reales.

 

Métodos para la prevención y el monitoreo de puntos críticos

La prevención de la combustión espontánea depende de una combinación de técnicas de monitoreo y la gestión de las condiciones de almacenamiento. Estos son algunos de los métodos más utilizados para reducir el riesgo de combustión espontánea:

  • Termografía infrarroja : Esta tecnología detecta puntos calientes mediante la monitorización de la temperatura en grandes áreas, como pilas de materiales inflamables. Las cámaras infrarrojas identifican las zonas con temperaturas anormalmente altas, lo que permite una intervención temprana antes de que la temperatura supere el umbral de autoignición.
  • Control de temperatura y humedad : Se instalan sensores de temperatura y humedad en las áreas de almacenamiento para garantizar que las condiciones no favorezcan la acumulación de calor. Un aumento repentino de la temperatura o la humedad puede indicar riesgo de combustión espontánea, lo que requiere medidas correctivas como la ventilación o el traslado del material.
  • Control de oxígeno y ventilación : Una ventilación adecuada de las áreas de almacenamiento es esencial para disipar el calor producido por las reacciones exotérmicas. En algunos casos, también es necesario controlar el oxígeno para mantener una concentración suficientemente baja que limite las reacciones de oxidación.

Estos métodos permiten la monitorización continua de materiales peligrosos, especialmente en almacenes e instalaciones industriales donde se almacenan sustancias inflamables. Al anticiparse a los riesgos, los responsables pueden tomar medidas correctivas antes de que se produzca una combustión espontánea.

 

Importancia de las inspecciones y la capacitación periódicas

Además de las tecnologías de monitoreo, las inspecciones manuales desempeñan un papel crucial en la identificación de los riesgos de combustión espontánea. Los equipos de mantenimiento y seguridad deben estar capacitados para reconocer las señales de combustión espontánea, como olores inusuales, cambios de color en los materiales o la formación de humo.

  • Inspecciones de materiales almacenados : Los materiales sensibles, como el carbón, los aceites vegetales y el heno, deben inspeccionarse periódicamente para verificar su estado. Los empleados también deben estar atentos a los primeros signos de combustión espontánea, especialmente en pilas de materiales orgánicos o espacios confinados.
  • Capacitación de los empleados : La concientización y la capacitación del personal son esenciales para garantizar una respuesta rápida en caso de detectar puntos calientes u otros indicios de combustión espontánea. Los empleados deben recibir capacitación sobre procedimientos de seguridad y prácticas de prevención de riesgos, incluido el uso de equipos de monitoreo como cámaras infrarrojas y sensores de temperatura.

Las inspecciones y la capacitación mejoran la seguridad al anticipar riesgos y establecer protocolos de respuesta eficaces. En entornos industriales, estas prácticas contribuyen a una mejor gestión de los materiales inflamables y a la reducción de los incidentes de combustión espontánea.

En resumen, el diagnóstico y la prevención de riesgos de autoignición se basan en un enfoque proactivo que combina la monitorización tecnológica, las inspecciones periódicas y la formación del personal. Mediante estas prácticas, las industrias pueden identificar y gestionar eficazmente los materiales de alto riesgo, minimizando así los peligros para las instalaciones y los trabajadores.

 

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4. Ejemplos de materiales propensos a la autoignición

Materiales comunes y sus temperaturas de autoignición

Algunos materiales son particularmente susceptibles a la combustión espontánea debido a sus bajas temperaturas de autoignición. Conocer estas temperaturas permite a los responsables de seguridad tomar precauciones específicas para limitar los riesgos de incendio en entornos industriales y de almacenamiento. A continuación, se presentan algunos ejemplos de materiales y sus respectivas temperaturas de autoignición:

  • Éter dietílico : 160 °C
  • Butano : 287 °C
  • Acetileno : 305 °C
  • Gasolina : 280 °C
  • Propano : 450 °C
  • Metano : 455 °C
  • Alcohol etílico (etanol) : 425 °C
  • Acetona : entre 540 °C y 630 °C

Estas temperaturas relativamente bajas para algunos compuestos ponen de manifiesto la importancia crítica de controlar la temperatura ambiente en las zonas de almacenamiento. Por ejemplo, un aumento de temperatura en un área de almacenamiento de acetona podría alcanzar o superar fácilmente su temperatura de autoignición, creando riesgo de incendio o explosión espontánea.

 

Autoignición de materiales orgánicos: heno, turba, carbón vegetal y aceites vegetales

Ciertos materiales orgánicos, como el heno, la turba y los aceites vegetales, son particularmente propensos a la combustión espontánea cuando se almacenan en grandes cantidades y en espacios confinados:

  • Heno y turba : Almacenados en grandes pilas, el heno y la turba sufren descomposición bacteriana, la cual produce calor. Este calor se acumula en ausencia de ventilación, aumentando gradualmente la temperatura interna hasta el punto de combustión espontánea. El heno, en particular, es conocido por su riesgo de combustión espontánea en silos agrícolas.
  • Aceites vegetales (lino, colza) : Los aceites poliinsaturados, como el aceite de lino, son conocidos por su combustión espontánea al ser absorbidos por materiales como trapos de algodón. En presencia de oxígeno, se oxidan rápidamente, generando calor. Si los trapos empapados en aceite se dejan en un espacio cerrado, el calor se acumula y puede alcanzar una temperatura lo suficientemente alta como para provocar la combustión espontánea.
  • Carbón : La autoignición del carbón se debe principalmente a la lenta oxidación de la pirita en su interior, que produce calor. Este fenómeno resulta especialmente problemático en los residuos mineros o en pilas de carbón recién extraído. El lignito, por ejemplo, es más propenso a la autoignición que la antracita, lo que lo convierte en un combustible peligroso en determinadas condiciones de almacenamiento.

 

Materiales industriales de alto riesgo y combustibles

Los materiales industriales y ciertos combustibles fósiles también presentan un alto riesgo de combustión espontánea. Entre ellos se incluyen:

  • Acetato de celulosa : Este material, utilizado en la fabricación de películas y textiles, puede volverse altamente inflamable al degradarse. Almacenado en condiciones de alta temperatura o humedad, puede arder espontáneamente, especialmente si el área de almacenamiento está mal ventilada.
  • Combustibles fósiles : Los productos derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel, presentan riesgo de autoignición al exponerse a fuentes de calor prolongadas. La gasolina, por ejemplo, tiene una temperatura de autoignición de aproximadamente 280 °C, por lo que resulta crucial limitar el calor en las áreas de almacenamiento.
  • Carbón vegetal : Recién producido, el carbón vegetal puede alcanzar altas temperaturas internas y arder espontáneamente. Este riesgo disminuye tras varios días de exposición al aire, pero persiste si el material se almacena en espacios cerrados.

 

Lista de materiales de alto riesgo y precauciones asociadas

Aquí se presenta una lista resumida de materiales con alto riesgo de autoignición, junto con las precauciones que deben observarse:

  • Combustibles fósiles (gasolina, diésel, propano): Almacenar en lugares frescos y bien ventilados, lejos de fuentes de calor.
  • Sustancias vegetales (heno, turba, aceites de linaza y colza): Asegurar una ventilación adecuada para evitar la acumulación de calor durante el almacenamiento.
  • Productos químicos específicos (éter dietílico, acetona): Utilice recipientes resistentes a las variaciones de temperatura y evite las zonas de calor excesivo.
  • Carbón y relaves mineros : Mantener la ventilación para disipar el calor generado por la oxidación.

Estas precauciones ayudan a reducir el riesgo de incendio en las zonas de almacenamiento. El conocimiento de las temperaturas específicas de autoignición y de los materiales de alto riesgo permite a los profesionales de la seguridad tomar las medidas necesarias para garantizar un almacenamiento seguro y prevenir accidentes por autoignición.

 

5. Temperatura de autoignición y condiciones experimentales de laboratorio

¿Cómo se mide la temperatura de autoignición?

La temperatura de autoignición de un material se suele medir en laboratorio siguiendo protocolos estrictos para garantizar resultados fiables y comparables. Un método común se basa en la ASTM E659 (Método de ensayo estándar para la temperatura de autoignición de productos químicos), que define los procedimientos a seguir para medir esta temperatura.

El proceso consiste en introducir una muestra del material en un reactor cerrado que contiene aire a presión controlada. La temperatura del reactor se incrementa gradualmente hasta alcanzar el punto en el que la muestra se inflama espontáneamente. Este punto se detecta mediante un rápido aumento de la temperatura y la presión dentro del reactor, lo que indica que el material ha alcanzado su temperatura de autoignición. Para confirmar esta temperatura, se realizan varias pruebas, con ajustes progresivos para determinar la temperatura mínima a la que se produce la autoignición.

 

Normas asociadas a la medición de la temperatura de autoignición

La temperatura de autoignición de un material se suele medir en laboratorio siguiendo protocolos estrictos para garantizar resultados fiables y comparables. Un método común se basa en la ASTM E659 (Método de ensayo estándar para la temperatura de autoignición de productos químicos), que define los procedimientos a seguir para medir esta temperatura.

El proceso consiste en introducir una muestra del material en un reactor cerrado que contiene aire a presión controlada. La temperatura del reactor se incrementa gradualmente hasta alcanzar el punto en el que la muestra se inflama espontáneamente. Este punto se detecta mediante un rápido aumento de la temperatura y la presión dentro del reactor, lo que indica que el material ha alcanzado su temperatura de autoignición. Para confirmar esta temperatura, se realizan varias pruebas, con ajustes progresivos para determinar la temperatura mínima a la que se produce la autoignición.

Además de la norma ASTM E659, se aplican otras normas de seguridad y análisis para garantizar la fiabilidad y precisión de las pruebas de inflamabilidad. Los laboratorios acreditados suelen aplicar normas como la ISO 17025 para garantizar que las pruebas cumplan los requisitos internacionales de competencia técnica y calidad de los resultados.

Estas normas son especialmente importantes para las empresas industriales, que deben garantizar que sus prácticas de almacenamiento y manipulación de materiales inflamables cumplan con la normativa. En Francia, los laboratorios acreditados por COFRAC ( Comité Francés de Acreditación) garantizan que los análisis se ajustan a las normas europeas, asegurando así la seguridad de las instalaciones y los productos industriales.

 

Otras medidas asociadas con la autoinflamación

Además de la temperatura de autoignición, otras pruebas de combustibilidad ayudan a caracterizar los materiales inflamables y a comprender mejor su comportamiento en condiciones críticas. Estas pruebas incluyen:

  • Punto de inflamación : Esta prueba mide la temperatura a la que un líquido comienza a emitir vapores inflamables en cantidad suficiente para encenderse en presencia de una fuente de ignición. La prueba de copa cerrada se utiliza para mediciones precisas, especialmente en combustibles líquidos.
  • Punto de inflamación : El punto de inflamación, o punto de ignición, indica la temperatura a la que un material se inflama y continúa ardiendo sin un suministro continuo de ignición. Esta prueba se suele realizar con un aparato tipo Cleveland, que evalúa la combustibilidad de materiales como aceites o disolventes.
  • Ensayos de inflamabilidad : Existe una amplia gama de ensayos para evaluar la inflamabilidad de muestras sólidas y líquidas, según su uso industrial. Estos ensayos permiten predecir las reacciones de los materiales bajo condiciones reales de exposición al calor.
  • Piroforicidad : Esta prueba determina si un material puede arder espontáneamente a temperatura ambiente al entrar en contacto con el aire. Las sustancias pirofóricas, como ciertos metales y compuestos organometálicos, representan un riesgo significativo en entornos industriales, y esta prueba es crucial para su identificación.
  • Poder calorífico (PCI, PCS) : El poder calorífico inferior (PCI) y el poder calorífico superior (PCS) miden la energía liberada por la combustión completa de un material. Esta medición permite evaluar la intensidad de la combustión y el potencial energético del material, proporcionando datos útiles para controlar la autoignición.

Estas pruebas ofrecen una visión integral del comportamiento de los materiales inflamables y ayudan a los fabricantes a establecer protocolos de seguridad basados ​​en datos experimentales fiables. La combinación de la temperatura de autoignición con otras mediciones de combustibilidad permite una mejor gestión de riesgos en entornos de almacenamiento y producción.

Autoignición

6. Análisis de laboratorio: estudio científico y control de calidad

Procedimientos de análisis de laboratorio para medir la autoinflamación

Los laboratorios utilizan tecnologías avanzadas para analizar las propiedades térmicas de los materiales propensos a la autoignición. Estas técnicas permiten identificar las temperaturas críticas, la estabilidad de los materiales bajo estrés térmico y su comportamiento durante reacciones exotérmicas. Los principales métodos incluyen:

  • Cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) : Si bien se utiliza principalmente para compuestos químicos específicos, la HPLC también puede aplicarse para aislar y analizar sustancias con potencial de autoignición. Al identificar los componentes específicos responsables de las reacciones exotérmicas, los laboratorios pueden evaluar la estabilidad química de ciertas mezclas o productos.
  • Calorimetría diferencial de barrido (DSC) : Esta técnica mide la energía liberada o absorbida por una muestra en respuesta a un aumento de temperatura. La DSC permite identificar las temperaturas a las que se producen reacciones exotérmicas, un indicador clave para evaluar el riesgo de autoignición. Se utiliza para analizar materiales orgánicos, productos industriales y productos químicos.
  • Valoración calorimétrica : Este método, utilizado para ciertos compuestos específicos, permite cuantificar las reacciones exotérmicas y evaluar el calor generado por las interacciones químicas dentro de un material. La información obtenida sobre la energía producida ayuda a determinar las temperaturas de autoignición y a establecer los límites de seguridad.

Estos métodos, combinados, proporcionan a los fabricantes datos precisos y cruciales para prevenir el riesgo de combustión espontánea. Al identificar los umbrales de temperatura críticos y medir el calor liberado, los laboratorios pueden recomendar prácticas de almacenamiento adecuadas y equipos de monitorización.

 

Importancia de las normas ISO 17025 y COFRAC en el laboratorio

Para garantizar la fiabilidad y precisión de los resultados, los laboratorios deben realizar sus análisis conforme a las normas internacionales. La norma ISO 17025 la acreditación COFRAC garantiza el estricto cumplimiento de las normas europeas.

Estas normas de calidad son especialmente importantes para los análisis de seguridad de autoignición, ya que validan la fiabilidad de las mediciones de temperatura y estabilidad térmica de la autoignición. Los laboratorios acreditados deben demostrar su competencia técnica, imparcialidad y trazabilidad de los resultados, garantizando así que los fabricantes puedan confiar en las recomendaciones basadas en estos análisis.

 

Estudios de migración y estabilidad térmica

Las pruebas de migración y estabilidad térmica son esenciales para los materiales que entran en contacto con sustancias inflamables. Estos análisis evalúan la capacidad de los materiales, como plásticos o barnices, para soportar altas temperaturas sin liberar compuestos peligrosos. Las pruebas comunes incluyen:

  • Ensayos de migración : De conformidad con el Reglamento (CE) n.º 1935/2004, los materiales que entran en contacto con sustancias inflamables, especialmente en los envases, deben someterse a ensayos para evaluar su estabilidad y el potencial de liberación de dichas sustancias. Los ensayos de migración garantizan que los materiales utilizados en zonas de alto riesgo no contribuyan a una posible combustión espontánea.
  • Ensayos de estabilidad térmica : Estos ensayos miden la capacidad de un material para mantener su estructura y propiedades bajo estrés térmico. La estabilidad térmica es fundamental para evaluar la durabilidad de los materiales de protección contra incendios o las barreras ignífugas utilizadas en la industria.

Los estudios de migración y estabilidad térmica ayudan a garantizar que los materiales en contacto con sustancias inflamables cumplan con las normas de seguridad y no representen un riesgo de combustión espontánea. Estos análisis complementan otras pruebas de combustibilidad y permiten a las empresas seleccionar materiales de alta calidad que cumplan con los requisitos reglamentarios y las expectativas de seguridad.

 

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